En esta nota analizaremos dos de los principales enfoques actuales de las terapias cognitivas, la Terapia Racional Emotiva (TRE) de Albert Ellis, y la Terapia Cognitiva Conductual (TCC) de Aaron Beck.

Las mismas se basa principalmente en los factores actuales y su mantenimiento, en relación a lo sintomático o las conductas desadaptativas del individuo, más que en evidenciar las causas del pasado. Intentando revelar el conjunto de creencias y/o pensamientos que llevan a éstos a desarrollar diferentes trastornos.

La función del terapeuta es lograr el entendimiento de los clientes en relación a sus propios trastornos, y que éstos puedan ser conscientes de los pensamientos que causan su sufrimiento, a esto lo llamamos disonancia cognitiva. Una vez que el cliente pueda ser consciente y ver sus creencias no adaptativas, podrá modificarlas por otras funcionales.

Comenzaremos desarrollando el modelo de la TRE. Ésta considera los trastornos como un problema en el sistema de creencias. Contiene elementos altamente evocativos emocionalmente, así como componentes conductuales (orientada a la acción, asignación de tareas terapéuticas, des-sensibilización y entrenamiento de habilidades, entre otras). La misma pone el énfasis en los pensamientos racionales, este es uno de sus objetivos terapéuticos, para minimizar los disturbios emocionales y las conductas auto-derrotistas. Este modelo se conoce como modelo ABC; donde A son los acontecimientos, B las creencias surgidas a partir de estos, y C las conductas (cognitivas, emocionales, o conductuales). Es importante destacar que aquellos acontecimientos determinantes (A), no son los que aportan el valor emocional, sino más bien las creencias surgidas a partir de estos (B). Por ello la finalidad de la misma es re-estructurar las creencias, a partir del confronte de un terapeuta especializado, para lograr fortalecer las creencias adaptativas y hacer consientes y reformular aquellas que no lo son.

Por su parte la TCC postula que los trastornos psicológicos provienen de maneras de pensar erróneas, las cuales generan distorsiones cognitivas. Estas distorsiones, provienen de una dinámica cognitiva de 3 niveles: creencias nucleares, creencias intermedias y pensamientos automáticos. Las creencias nucleares apuntan a los significados personales sobre el mundo, los demás y sobre sí mismos, a menudo son aprendidas durante la vida infantil, aunque muchas veces se desarrollan en la vida adulta. Estas son un intento de organizar internamente las experiencias, y en el caso de ser des-adaptativas se activarán a futuro en determinadas situaciones llevando al individuo a enfocarse selectivamente en información o conclusiones que confirmen sus creencias; las mismas se caracterizan por ser rígidas y sobre generalizadas. A partir de ellas se forman las creencias intermedias, las cuales son reglas en forma de actitudes que ha tomado el individuo, desembocando en pensamientos automáticos, los cuales irrumpen de manera rápida y son imperceptibles. Estos se dan en forma de palabras o imágenes que aparecen repentinamente en la mente, generado una reacción emocional o conductual, guiadas según el tipo de pensamiento.