¿Cómo elegir a tu próximo terapeuta?

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       Dentro de la psicología existe una gran variedad de marcos teóricos, los cuales van a determinar el tipo de terapia de cada profesional. Si bien esta variedad de psicoterapias nos da más opciones de las cuales elegir, rara vez los consultantes se cuestionan la orientación de la terapia que quieren hacer, y nos quedamos con el primer terapeuta que conocemos.

          Es importante destacar que no todos los tratamientos son efectivos, ya sea por carecer de evidencia científica o por no ser el tratamiento apropiado para el problema del consultante. Lamentablemente hay evidencia que indica que, de no ser el tratamiento adecuado, puede producir efectos no deseados incluyendo deterioro de síntomas, el surgimiento de nuevos síntomas, alteraciones en los vínculos sociales, entre otros. Es por esto que es importante tomar decisiones informadas, en especial respecto a nuestra salud mental.  

Puntos a tener en cuenta al momento de elegir terapeuta

  • Formación profesional del terapeuta: resulta importante buscar profesionales que trabajen desde terapias basadas en la evidencia. Algunos ejemplos pueden ser: terapia cognitivo conductual, terapia analítico funcional, terapia de aceptación y compromiso, entre otras.
  • Consentimiento informado: al momento de la entrevista, el terapeuta debería explicarnos cómo vamos a trabajar, de manera que podamos entender y poder elegir de manera activa nuestro tratamiento. Si no nos lo explican, siempre lo podemos preguntar.
  • Comodidad: debemos poder sentirnos cómodos y seguros. A lo largo del tratamiento probablemente vayan a surgir emociones displacenteras y se trabaje sobre temas dolorosos, con lo cual tenemos que poder sentirnos cómodos con el terapeuta con quien elijamos trabajar.
  • Respeto: Nuestros valores, puntos de vista y metas tienen que ser tenidos en cuenta y respetados por el terapeuta, incluyendo creencias e ideologías. No deberíamos sentirnos juzgados en terapia.

   Por último, aunque no menos importante, recordemos que si no nos sentimos cómodos podemos consultar con otros profesionales o pedir una derivación. Nos puede suceder que simplemente no congeniemos con un terapeuta, pero sí con otro. Puede que en un principio hayamos elegido a un terapeuta para trabajar sobre ciertos aspectos de nuestra vida, pero que, con el pasar del tiempo o aplicado otras dificultades, no nos funcione seguir trabajando con el mismo terapeuta. El vínculo terapéutico, como cualquier otro vínculo, puede ir cambiando y no hay nada malo en ello.

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